Opinion

El Poder Tras el Trono

El reciente anuncio de que los Estados Unidos está a punto de imponer sanciones sobre Cuba por su apoyo al régimen usurpador de Nicolás Maduro requiere de un esfuerzo de análisis, no tanto porqué se estén anunciando sanciones, lo cual parece bastante obvio, sino porqué este anuncio ocurre aparentemente a destiempo.

Las evidencias de que la isla mantiene literalmente un ejército de ocupación cubano (EOC) en Venezuela son muy numerosas. Los estimados más creíbles indican que la cifra proporcionada por el Secretario general de la OEA, de unos 30000 hombres, puede estar cercana a la realidad. Más allá de la presencia explícita de cubanos aparentemente trabajando como médicos comunitarios o como maestros, está el control que ejerce el EOC sobre elementos claves del estado, como el sistema nacional de identificación, y las redes telefónicas y de internet. Pero el terreno donde el EOC ejerce verdaderamente funciones claves para el soporte del régimen de Maduro son la seguridad del entorno presidencial, el espionaje, el control de las operaciones de propaganda y fake news, y, por sobre todo, el control de las Fuerzas Armadas, tanto a través de la infiltración en sus mandos como por medio de una campaña de amedrentamiento y persecución contra cualquier elemento disidente.

Cuando uno trata de entender las razones de fondo por las cuales los militares venezolanos no actúan en contra del régimen usurpador, tiene que introducir como pieza fundamental el control que el EOC ejerce sobre la institución armada venezolana. De hecho, son probablemente nuestros militares quienes más han sufrido los embates directos de la represión del régimen. Baste mencionar el nombre del general Raúl Baduel. Baduel, antiguo héroe de la gesta chavista, y a quien se le atribuye un rol central en el retorno de Chávez al poder después del episodio del Carmonazo, está hoy sometido a crueles torturas en prisión junto con su hijo. El EOC tiene una larga experiencia de represión en la isla y se han revelado como verdaderos maestros del miedo, la intimidación, la vigilancia y el espionaje para impedir que el descontento de toda la nación se infiltre en el medio militar. Nuestros militares constitucionalistas tienen una tarea titánica por delante en tratar de librarse del opresor EOC, y es vital que los ciudadanos entendamos que no todos nuestros hombres en armas son corruptos o narcotraficantes y que existen reservas morales importantes en nuestras Fuerzas Armadas.

El EOC, actuando bajo directrices de La Habana, es también clave en mantener abierta la sangría de recursos venezolanos, especialmente petróleo, hacia Cuba. De hecho, fue la mano salvadora de Chávez la que le permitió a este país recuperarse del así llamado período especial, luego de la caída del imperio soviético y la crisis económica que este hecho produjo en la isla. Del mismo modo, el EOC juega un papel importante en el mantenimiento de los lazos con la guerrilla colombiana todavía en armas y que participa del narcotráfico y la explotación ilegal de nuestros recursos en el arco minero.

Visto todo el complejo entramado de conexiones entre el régimen de Maduro y el EOC es difícil de entender como no se anticipó adecuadamente que Cuba haría lo imposible por mantener la amenaza de guerra en el conflicto entre el usurpador y el pueblo venezolano, como camino para conseguirle tiempo y oxígeno al régimen, y que ejercería todo su peso para que este se defendiera por todos los medios y para que no cediera ante la presión popular e internacional. No me atrevería a calificarlo como un error de inteligencia en el análisis de la situación venezolana, porque no tengo elementos objetivos para hacerlo, pero me aventuraría a conjeturar que se cometió un error de apreciación en subestimar a Maduro y la influencia que el EOC ejerce sobre sus decisiones.

El presidente (E) ha sido claro en formular su tríada de objetivos: cese a la usurpación + gobierno de transición + elecciones libres. A pesar de los innegables avances en unificar la respuesta popular y levantar una nueva esperanza, y en obtener un amplísimo apoyo internacional, es indiscutible que nos encontramos en una encrucijada muy difícil porque van quedando solamente tres escenarios probables para que se despeje una solución a la gravísima crisis venezolana, y el tiempo juega en contra de que se encuentre una salida a favor de las fuerzas democráticas. Estos escenarios podrían resumirse así: (a) fractura interna militar (b) fractura interna civil (c) negociación impuesta sobre el régimen para una salida negociada a la crisis que conduzca a un proceso electoral. He excluido deliberadamente el escenario de una acción militar unilateral de otros países sobre Venezuela, porque considero que la comunidad internacional ha sido muy clara en cuanto a su apoyo a un proceso pacífico. Estimo que solamente en la eventualidad de que se produzca una ruptura militar interna se podría despejar el camino para que el presidente encargado y la AN soliciten asistencia militar internacional.

Neutralizar el poder que tiene en Venezuela el EOC es indispensable para contrarrestar la amenaza de guerra con la que el régimen usurpador pretende detener el cambio y el restablecimiento de la Constitución. La posibilidad de que Maduro se vea forzado a permitir elecciones justas y con garantías internacionales, está íntimamente asociada a que su apoyo se vea debilitado en su centro de gravedad. Mientras a Cuba le salga barata su intromisión e injerencia obscena en los asuntos internos de Venezuela, al régimen cubano no le temblará el pulso para aconsejarle al usurpador que se inmole en nombre de una supuesta moral comunista de combate contra el imperialismo gringo.

La presión sobre el régimen cubano se debe intensificar si se pretende encontrar una salida pacífica y electoral a la crisis venezolana. Quienes advierten, con toda razón que la amenaza de la guerra es real y que es necesario buscar una negociación, deben también entender que, por ahora, ninguna de las sanciones de la comunidad internacional ni de las protestas en Venezuela han terminado por doblegar al régimen de Maduro a negociar una salida electoral con garantías internacionales. Quizás son los tiempos de incrementar la presión sobre los amos del circo, para cortar la línea de soporte de la isla, en hombres y recursos, al usurpador.