Opinion

La voz de la diáspora: Hay tiempo para evitar la catástrofe

Por VENAMÉRICANELSON OXFORD , VLADIMIRO MUJICA

Según el CNE para las elecciones regionales y locales en Venezuela del 21N se encuentran postulados 70.244 candidatos para optar a 3.082 cargos distribuidos en 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 diputados a Consejos Legislativos y 2.1471 concejales.

VenAmerica ha hecho pública su posición de que las elecciones del 21 de noviembre han sido convocadas de manera inconstitucional y reñidas con la legalidad, aun conociendo que existe una opinión entendible y respetable arraigada en algunos sectores del mundo político de la necesidad de aprovechar las elecciones como un espacio para defender el derecho al voto y construir espacios de participación que puedan ser utilizados a futuro en la lucha por la restauración de la democracia.

Esta opción se contrapone con la asumida por algunos lideres y partidos políticos que intervienen en estos comicios, aún bajo las leoninas e inconstitucionales condiciones impuestas por la tiranía, recreando un juego individualista, ególatra, irresponsable y suicida, que, de alguna manera augura una nueva victoria al régimen; un proceder incomprensible para la mayoría de la población, al observar la incapacidad para pactar acuerdos que nos haría más competitivos, desdeñando la intención del voto opositor ubicado en un 75%, según lo reflejaban los estudios de opinión desde principios de año, dato que empalagó a más de un incauto, lleno de ambiciones sin votos.

Según el CNE para las elecciones regionales y locales en Venezuela del 21N se encuentran postulados 70.244 candidatos para optar a 3.082 cargos distribuidos en 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 diputados a Consejos Legislativos y 2.1471 concejales, 50% de los cuales son promovidos por el régimen para dividir, engañar y confundir, como siempre, y el resto son candidaturas opositoras, es decir aproximadamente 12 “candidatos opositores” por cada cargo a elegir. Pena ajena dirían con razón las abuelas.

Pero no terminan ahí los garrafales errores de estrategia y política comunicacional opositora: partidos y candidatos no solo se embarcaron en una verdadera diarrea de candidaturas cuyo simple número resulta repugnante, sino que la acompañaron de una increíble e impresionante campaña de desprestigio y agresiones intestinas, traiciones y usurpación de liderazgos regionales, así como el resurgir de odios y vendettas de vieja data, dando al traste con la ya deteriorada imagen opositora, y maximizando las posibilidades del régimen, que con un escueto 15-20% de apoyo popular, bien disciplinado, podrá hacerse con la mayoría de las gobernaciones y alcaldías del país, otorgándole así la tan buscada carta de legitimidad al gobierno de facto ante la comunidad internacional.

A este infortunio es preciso agregar la enigmática demora del llamado G4 y de la Plataforma Democrática en anunciar su decisión de participar, todo lo cual ha reducido la voluntad de participación popular a un 30%, contrastando con más del 80% de rechazo ciudadano al régimen, una diferencia brutal, que ilustra la frustración y anomia de los ciudadanos por la conducta de los partidos, de su dirigencia y de sus desviadas ambiciones, truncando y abandonando sin misericordia, las aspiraciones y anhelos de una población mayoritaria, harta de la tiranía, pero llena de miedo, esperanzada en el cambio, la participación y el voto como su arma “para salir de esto”.

Es verdaderamente inaceptable el despropósito de esta errada conducta, que resalta todavía más en momentos de la necesaria unión, por encima la visión minúscula de los pequeños intereses, al toparnos con la realidad evidente de acciones de la justicia internacional que afectan seriamente la irrisoria credibilidad y estabilidad del régimen y sus cabecillas, como son la extradición de Alex Saab, la captura y confesiones del Pollo Carvajal y la trascendente e histórica decisión del Fiscal de la Corte Penal Internacional de abrir oficialmente una causa sobre violaciones a los DDHH y torturas en Venezuela, lo cual de por si es una condena.

El 11 de noviembre se cumple el plazo otorgado por el CNE para la sustitución y modificación de postulaciones (Nominal). Este procedimiento tiene que ser evaluado in extremis por todos los actores como un mecanismo en favor de Venezuela y su pueblo, apoyando sin reservas los candidatos con mayor oportunidad, con mejores posibilidades de derrotar al régimen en todos los escenarios.

En de rigor que el liderazgo opositor, asuma con seriedad y sin reparo la conducción de este traumático proceso, que no solamente requiere la conquista del poder en aras del bien común, sino que exige de manera perentoria y obligante, el compromiso ético y moral, la inteligencia política estratégica y la unificación de criterios para descartar las candidaturas con menos oportunidades en respaldo unitario a aquellas con mayores opciones.

Queremos avivar esperanzas de que nuestro exhorto sea atendido y así evitar que la anunciada y catastrófica derrota electoral ejecutada por un régimen opresor y en minoría, descanse sobre un liderazgo alejado de las expectativas de los ciudadanos que son mayoría.

En todo caso, avizoramos desde ya una nueva oportunidad para nuestra democracia a partir del 21N, apuntalando un renovado liderazgo, que conjugue juventud con experiencia, sin complejos, que proteja lo mucho que avanzamos con la presidencia interina de Juan Guaidó, que escuche e incorpore sin resentimientos a todos los venezolanos, estén donde estén, para acometer con bríos la hermosa misión de refundar la casa grande, Venezuela.

Desde VenAmerica, dedicaremos nuestros esfuerzos a construir ese nuevo espacio para avanzar en la defensa de los ciudadanos, de los valores democrático y del voto como instrumento de unión y cambio.

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